¿Día del Padre el que menos cuenta en la tradición y en la realidad?
Fernando Sandoval
Analista Político
Hoy en un día como del padre, es para muchos el mas grandioso festejo para alguien que no se le ha dado la importancia como debiera. Tan solo por recordar el día de la madre, donde hasta en las escuelas hacen un festival donde muchos recitan, cantan o bailan. Festivales muchos de ellos discordantes, desentonados e improvisados pero que son lo mejor de ese día donde al igual que otros, festejan aunque todo el año se olviden de quien nos tuvo por más de nueve meses.A diferencia de muchos, la mofa, el desdén y la picardía mexicana han hecho de este de día del padre como un mas, al grado de festejar con lo mejor a la Madre y tan solo con los más simples regalos y burlas no solo en las redes sociales, sino en la vida diaria. Grandes manjares para el 10 de mayo y simples caldos de gallina el día del padre. Un 20 de junio cualquiera.
Aparecen grandes anuncios de felicitaciones “Feliz día del padre, del padrastro y del que se cree que el hijo es de él”, pero cuantas veces nos hemos detenido a pensar tan solo un momento, cuantos padres verdaderamente sin serlo, han sido el bastión de una familia, eso es lo que no se cuenta, lo que no se dice, lo que a muchos y muchas nos les conviene.
¿Por qué no pensar que el padre no solo es el concepto de quien es sino de quien queremos para ser el padre de nuestros hijos y pareja para la formación de una familia?
Cuantos padres en verdad se encuentran con los hijos porque la madre se fue del hogar, porque no quería seguir viviendo en las miserias que una vez gozó pensando en que su pareja sería un príncipe azul y terminó siendo un simple sapo que ni con besos se desencantó.
Cuantos padres en este día trabajando, jornadas extras para llevar el sustento a sus familias, cuántos de ellos albañiles, profesionistas, obreros o jornaleros, pensando no solo en un festejo sino en un día mas para compartir lo que la verdadera felicidad llena de regocijo tener una familia, sin pensar si son los padres verdaderamente biológicos pero si social, económica y moralmente para mantener la familia, otra cara de la moneda desde la perspectiva de género.
Más aún, hoy se desbordan las grandes hipocresías y el arrepentimiento de la partida de nuestros padres porque no están aquí, y se añoran sus caricias, sus sonrisas y sus compañías.
¿Cuántos de nosotros miramos las redes inundadas de fotos compartidas en blanco y negro, maltratadas y antiguas de dolientes recuerdos donde él hubiera, no existe?
¿Cuántos mensajes de felicitación del día del padre, han aparecido pero cuando en la realidad de quienes teniendo a sus padres, ni siquiera les ven y ni siquiera les recuerdan?
Paradójico y mediocre mirar mensajes de quienes aman la vida, que defienden la equidad de género, del respeto hacia la mujer pero ¿cuando en las mismas circunstancias de respeto generan muchos y muchas el mismo valor de un padre que una madre?
En redes sociales We are Family, sostiene atinadamente que en tiempo atrás “PADRE, PAPÁ, PAPI y PA son los presagios de la vida dentro de los valores de la familia. Las diferencias entre Padre, Papá y Papi. ¿A dónde hemos llegado?
“Apenas un siglo, la educación de los hijos sobre el respeto y valores dentro del seno de la familia, era acatar el cuarto mandamiento como un verdadero dictamen de Dios. Imperaban normas estrictas de educación… Nadie se sentaba a la mesa antes que el padre.
Nadie hablaba sin permiso del padre, nadie se levantaba de la mesa, si el padre no se había levantado antes” ese era el valor de respeto en la familia.
No son preceptos machistas, como lo ven ahora, donde la igualdad de derechos hace una balanza desequilibrada por pensar que “La madre fue siempre el eje sentimental de la casa, el padre siempre la autoridad suprema”.
No es ser mas, es una cuestión de educación y valores perdidos.
“Todo empezó a cambiar hace unas siete décadas, cuando el padre dejó de ser el padre y se convirtió en papá. El mero sustantivo era ya una derrota. Padre es una palabra sólida, rocosa, imponente. Papá es un apelativo para oso de felpa o para perro faldero”. Crudo pero real.
“Demasiada confianza. Además, con el uso de papá el hijo se sintió autorizado para protestar. Cosa que nunca había ocurrido cuando el papá era el padre.
A diferencia del padre, el papá “era tolerante. Permitía al hijo que fumara en su presencia, en vez de arrancarle los dientes con una trompada, como hacía el padre en circunstancias parecidas”, o tomar licor, de espaldas, jamás viéndose a los ojos, o mucho menos hablar de mujeres o cosas prohibidas, menos una majadería, grosería o palabras altisonantes. “Los hijos empezaron a llevar amigos a la casa y a organizar bailes y bebidas, mientras papá y mamá se desvelaban y comentaban en voz baja.
Bueno, por lo menos tranquiliza saber que están tomándose unos tragos en casa y no en quién sabe dónde.
El papá marcó un acercamiento generacional muy importante, algo que el padre desaconsejaba por completo. Los hijos empezaron a comer en la sala mirando la tele, mientras papá y mamá lo hacían solos en la mesa”.
Gran error gracias a esto, la libertad y los derechos del niño, la peor tontería del mundo, quienes avalen este proceso de degeneración de libertad a libertinaje, hoy son producto de familias desintegradas, de homosexualismo, de lesbianismo y de excesos de géneros que la vida misma y natural no sostienen y no aceptan, aunque las leyes sean modificadas a modo de las condicionantes sociales desvirtuadas y desmoralizadas en pensamiento y en educación.
“Papá seguía siendo la autoridad de la casa, pero una autoridad bastante maltrecha. Era, en fin, un tipo querido, lavaba, planchaba, cocinaba y, además, se le podía pedir un consejo o también dinero prestado.
Y entonces vino papi.
Papi, es un invento reciente de los últimos 20 ó 30 años. Descendiente menguado y raquítico de padre y de papá, ya ni siquiera se le consulta ni se le pregunta nada. Simplemente se le notifica. Papi, me llevo el coche, dame para gasolina, voy a salir, vas por mi hasta que yo te diga, etc. Le ordenan que se vaya al cine con mami mientras los hijos están de fiesta. Lo tutean y hasta le indican cómo dirigirse a ellos: ¡Papi, no me vuelvas a llamar "chiquita" delante de Jonathan! si acaso te voltean a ver o te dirigen la mirada.
No sé qué seguirá después de papi. Supongo que la esclavitud o el destierro definitivo”. Para otros, el resultado de la liberación femenina y la aceptación gay, la falta de respeto a los profesores, otro concepto desvirtuado y mal aplicación a los derechos de los niños y adolecentes, o peor, a la defensa constante de la mujer frente a propios errores de educación familiar en épocas modernas con desviaciones, psicológicas de vida de quienes han llevado una educación psicoemocional tergiversada y trivial.
Ilógico pensar, una igualdad de derechos donde se ponen barreras, trasportes y señalamientos exclusivamente para un género.
“Yo estoy aterrado, después de haber sido nieto de padre, hijo de papá y papi de mis hijos, mis nietos y nietas han empezado a llamarme:
"pa".
*CREO QUE QUIEREN DECIR: "PA QUE SIRVES?. "la puritita verdad, por lo que veo los "padres" según este análisis, estamos a punto de extinción” O al grado máximo de pen…z dentro de la educación familiar moderna y mañana post modernista.
Sin embargo, hoy, por la mañana, a lo lejos se miraba un ancianito, de mirada alegre, tierna, dulce, su tiempo encima de el y a los alrededores, su familia, indiferente, inusual, como siempre.
Postrado en una silla de ruedas, esperando que el silencio se rompiera, aún tocando la música de afuera.
De que quiere sus tacos.- dijeron.
De surtida, y café de jarrito.- sonrieron.
A lo lejos se vía el pápalo que no había en los otros puestos de a lado, salsas de diferentes, pico de gallo, de árbol, taquera y de habanero con cebollas y limón.
Tú eres Fernando, te conozco, sabes, nadie ha venido de mis hijos, a verme. Unos murieron en el extranjero, en Estados Unidos de Norteamérica, y los que están aquí no pueden verme.
Mis pies no me ayudan, quisiera levantarme de esta silla.
¿Tiene andadera?
¡Si!.- contestó.
Pues vamos a caminar, no tenga miedo, nosotros como jóvenes no vemos ni pensamos hasta que la vida cobra facturas, nunca es tarde para cambiar el mundo y llenar de sonrisas.
Alegremente sonrió y se levantó de la silla, ayudado por algunos comensales. Caminamos medio patio, alegre, pudiendo, caminar, solo sin miedo a caer, aún con sus 80 años, le sonrió al sol y a quienes le acompañamos y alegremente, dijo gracias por este regalo.
Finalmente, el valor, respeto debe fortalecerse, antes de desaparecer los verdaderos conceptos de lo que fue y de lo que debiera ser, antes de lo que no será.
Que todos los días sean tan especiales para cambiar el mundo y llenar de sonrisas las vidas de todos nosotros.
Que regalo tan grande todos los días, de tener, de ser y ver a los padres.
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